miércoles, 13 de marzo de 2019

Hola, bienvenidos a mi blog, en donde se hablara sobre que es un pueblo magico y cuales son los pueblos magicos que existen en el estado de Sinaloa


He decidido elaborar este blog por las siguientes razones:
- Porque me gusta mucho ver todo lo bueno que hay en algún lugar.
- Además porque me gustaría darle a conocer a las personas las riquezas culturales que hay en el estado de Sinaloa.


¿Qué son los pueblos mágicos?


Un pueblo mágico es una localidad que tiene atributos simbólicos, leyendas, historias, hechos trascedentes, cotidianidad, en fin magia que te emanan de cada una de sus manifestaciones socio-culturales, y que significan hoy en día una gran oportunidad para el aprovechamiento turístico. El Programa Pueblos Mágicos contribuye a revalorar a un conjunto de poblaciones del país que siempre han estado en el imaginario colectivo de la nación en su conjunto y que representan alternativas frescas y diferentes para los visitantes nacionales y extranjeros.

¿Cuando un pueblo es considerado "Pueblo Mágico"?


  • Pueblos Mágicos es un programa desarrollado por la Secretaría de Turismo (Sectur) de México en conjunto con diversas instancias gubernamentales, que reconoce a quienes habitan estas ciudades y el trabajo que han desarrollado para proteger y guardar su riqueza cultural.
  • Fue creado en el año 2001
  • Contribuye a revalorar a un conjunto de poblaciones del país que siempre han estado en el imaginario colectivo de la nación en su conjunto y que representan alternativas frescas y diferentes para los visitantes nacionales y extranjeros.

Nombre de los pueblos mágicos de Sinaloa:


El Fuerte, Cósala, Mocorito y El Rosario son los cuatro pueblos mágicos que existen en el estado de Sinaloa.

Cósala Pueblo Mágico


La fundación de Cósala data de 1562, pero desde 1531 había sido descubierto el potencial minero de sus vetas de plata, por lo que los frailes evangelizadores la nombraron como Real de Minas de Nuestra Señora de las Once Mil Vírgenes de Cósala, y comenzaron en ella la edificación de misiones, templos y conventos, que aún pueden ser visitados.
El más antiguo de ellos es la Iglesia de San Francisco Javier, levantada entre 1650 y 1700 por los monjes franciscanos. Su percha de adobe con remates de cantera la volvieron una construcción muy fuerte, al grado de que actualmente sigue teniendo una gran importancia en el pueblo, bajo el nombre de Capilla de la Virgen de Guadalupe. Desde este lugar, cada 11 de diciembre sale una procesión llena de velas encendidas, que se van poniendo fuera de las casas, en puertas y ventanas, una tras otra, hasta cubrir todas las calles de Cósala para iluminar el paso de la guadalupana en su aniversario.
Esta capilla dependía del Convento Franciscano, que estuvo ocupado hasta mediados del siglo XIX, cuando las Leyes de Reforma de 1857 obligó a los frailes a moverse al sur; también como resultado de la Ley de Desamortización del Clero, esta y otras edificaciones religiosas pasaron a manos de particulares, lo que permitió seguir dándoles el mantenimiento que las ha preservado hasta nuestros días, como cuando su techo fue reconstruido en 1950. Desafortunadamente, esto no salvó al templo de ser despojado de tres de sus cuatro preciosas campanas, fundidas con una aleación de metales preciosos a principios del siglo XIX.

El Fuerte Pueblo Mágico


Como todos los pueblos con pasado colonial, El Fuerte guarda una enorme variedad de historias y significados entre las paredes de sus templos, casonas y edificios públicos. Es imprescindible dar un paseo por el centro de este Pueblo Mágico para empaparse en los mitos y leyendas de cada lugar, comenzando por la Plaza de Armas y su hermoso kiosko de hierro forjado, lleno de detalles propios de la arquitectura decimonónica.

En esta plaza, llena de plácidos espacios a la sombra de altas palmeras, bancas y fuentes de cantera, se encuentra el edificio del Palacio Municipal, de ladrillo rojo, estilo porfiriano y abundantes detalles neoclásicos, un mural que ilustra la historia de El Fuerte, una pequeña biblioteca y la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, la más importante del pueblo. Este templo es el que le brinda al paisaje colonial un toque de cuento de hadas, con su torre en forma de aguja, sus campanas doradas al sol y un suave color arena proporcionado por el adobe con el que sus muros fueron levantados en el siglo XVIII por la orden de los jesuitas.

Al otro lado de la plaza se ubica un templo mucho más austero, pero igual de rico en historia: la Iglesia de San Juan de Carapoa, con su fachada labrada en cantera, cuya entrada está coronada con un arco y rodeada por pilastras bellamente estriadas.
Por la demora en su construcción, la torre y otros detalles como la ventana del coro muestran detalles más modernos, aunque todo con el mismo sentido de recogimiento y simpleza promovido por los jesuitas. El recorrido continúa por las añejas casonas coloniales que han resistido el paso de los siglos, algunas de las cuales incluso han sido restauradas para servir como lujosos hoteles, como el Hotel El Fuerte y la Posada del Hidalgo. Existen otras que han sido adaptadas como museos, como la Casa de la Cultura, ubicada en una vivienda del siglo XIX que a principios del XX funcionó como cárcel municipal. Actualmente es el punto de encuentro de las manifestaciones artísticas fortenses, como conciertos, exposiciones, obras de teatro, danza y certámenes literarios, además de que alberga el Archivo Histórico del pueblo.

El Rosario Pueblo Mágico


La mayoría de los Pueblos Mágicos tienen en su centro histórico tesoros que hablan por sí mismos a las nuevas generaciones sobre sus épocas de esplendor; en el de El Rosario se pueden apreciar las casas señoriales de quienes fueran las familias más prósperas, el Palacio Municipal con su plaza y su quiosco, una estatua dedicada a la famosa cantante vernácula Lola Beltrán y por supuesto, la parroquia de Nuestra Señora del Rosario, reconstruida de 1934 a 1954 prácticamente piedra por piedra, pues la original colapsó por la explotación de la Mina del Tajo, que quedó llena de socavones. En la Loma de Santiago queda en pie una parte de la fachada del templo antiguo, levantado en 1759 y un digno representante del estilo barroco de la época, con su elaborado retablo lleno de detalles grecorromanos y churriguerescos. Cada primer domingo de octubre, los rosarenses tienen la oportunidad de meditar sobre los misterios de Cristo por medio del rezo del rosario, con el que honran a la advocación de la Virgen María venerada en su pueblo. También, el Museo de los Vestidos es una gran oportunidad de admirar finos ropajes donados por las familias rosarenses, que han tenido el honor de vestir a la santa y al Niño Dios; algunos de estos se conservan en excelentes condiciones desde los años 70.
El Panteón Español es uno de los lugares más representativos de El Rosario, pues en él se albergan las historias de cientos de pobladores ilustres, como la de don Ignacio Fletes Irico, quien llegó a poseer más de diez haciendas y numerosas tiendas de ultramarinos en varios poblados de la región, y una figura influyente en la guerra de independencia de 1810, que ordenó la construcción de este cementerio dentro de una curiosa barda octagonal y con elementos de un marcado estilo neoclásico. Don Ignacio era oriundo de San Luis Potosí, pero consideraba al Rosario como su segunda casa, al grado que pidió ser enterrado ahí junto con toda su familia. En el Museo de Historia Regional de El Rosario, construido en lo que antiguamente fuera la Cárcel Municipal, se puede conocer más sobre este y otros personajes rosarenses, además de las raíces y consolidación del pueblo. Su exposición se divide en tres salas: la primera está dedicada a la época prehispánica, por lo que muestra hachas de guerra, esculturas, pipas, telares y vasijas que datan de más de mil años.

Mocorito Pueblo Mágico


Entre los siglos XIX y XX Mocorito vivió una etapa de esplendor económico gracias a la minería, aunque no por su extracción, sino por su función comercial de abastecedor a los fundos mineros de los alrededores, donde se explotaba oro, plata y cobre, por lo que se constituyó como el cruce del camino real entre Culiacán y Sinaloa.

Gracias a dicha prosperidad, a principios de 1900 se construyeron con profusos detalles la Plazuela Hidalgo y su kiosko, así como el mercado, la primera escuela primaria y el reloj público, que a partir de entonces comenzó a marcar el ritmo de la vida de los mocoritenses. Otro hito de esta bonanza fue el tendido de la red telefónica, que comunicó a la región con las principales ciudades del país.

Desafortunadamente, la baja en la producción minera, sumada a la mala planeación de la carretera internacional y la estación del ferrocarril, dirigieron el interés comercial de la ruta hacia Guamúchil, fuerte productor de tomate, caña y garbanzo, mientras Mocorito fue aislándose paulatinamente. Por si fuera poco, la localidad de Angostura se desprendió políticamente del poblado en 1916, y hacia 1930 se había convertido en el territorio agrícola más grande y fértil de la región gracias al tezón de sus habitantes, que construyeron una vasta red de canales de riego que perduran hasta la actualidad.

Fue por ello que Mocorito se concentró en cultivar su vida cultural, su atractivo turístico y su sentido de comunidad, así como en conservar su bella arquitectura. Muestra de esto es la Parroquia de la Inmaculada Concepción, que fue reconstruida a partir de una modesta capilla de adobe levantada por los españoles colonizadores, en el siglo XVII, y transformada en un enorme templo con una fachada de cantera rústica y el resto de la construcción, incluida la torre, en ladrillo rojo. La profunda tradición del Viacrucis se ve reflejada en el interior de esta iglesia, pues alberga una colección de 14 grabados del siglo XVI que representan cada una de las estaciones o caídas de Jesucristo.

Otros recintos religiosos sobresalientes en Mocorito son el de Capirato y el de Comanito, principalmente por el papel histórico que desempeñaron en los años previos a la fundación del pueblo. Como en gran parte del norte del país, el establecimiento de las misiones jesuíticas fue determinante en la colonización de la región, pues en ellas se agrupaba a los indígenas y se les conminaba al trabajo de la tierra y a la obediencia a sus patrones y a los designios de Dios. El templo de Capirato llegó a ser magnánimo, con su arquitectura de estilo gótico antiguo combinado sutilmente con el barroco, que se refleja en los detalles de las enormes canteras labradas de su fachada.

Mocorito llegó a ser conocido como “la Atenas sinaloense” gracias a su rica vida cultural, abocada a las bellas artes. A esto se suma la antigüedad y soberbia de sus casonas, que son el hogar de decenas de leyendas de espíritus y aparecidos, compartidas por un singular imaginario colectivo que le da cohesión al pueblo. Su belleza ha inspirado a pintores, escritores, poetas, músicos y escultores, como al muralista David Alfaro Siqueiros, quien encontró en Mocorito su vocación revolucionaria. Es por esto que resulta imprescindible visitar el Museo de Historia Regional y el Centro Cultural Dr. José Ley Domínguez. El primero conserva un tesoro invaluable en su Archivo Histórico, en documentos que datan desde 1915, como cartas, crónicas, testamentos, decretos y publicaciones periódicas de la época. El edificio que ocupa es el antiguo casco de la Hacienda de Nuestra Señora de las Angustias, y ofrece un recorrido por Mocorito desde sus orígenes prehistóricos hasta el siglo XX, con piezas que van desde huesos de mamut, utensilios rudimentarios e indumentarias de los primeros pobladores seminómadas, hasta herramientas de labranza, muebles del Porfiriato y una serie de audios muy interesantes sobre la tradición del Carnaval.

Hola, bienvenidos a mi blog, en donde se hablara sobre que es un pueblo magico y cuales son los pueblos magicos que existen en el estado de Sinaloa

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