La mayoría de los Pueblos Mágicos tienen en su centro histórico tesoros que hablan por sí mismos a las nuevas generaciones sobre sus épocas de esplendor; en el de El Rosario se pueden apreciar las casas señoriales de quienes fueran las familias más prósperas, el Palacio Municipal con su plaza y su quiosco, una estatua dedicada a la famosa cantante vernácula Lola Beltrán y por supuesto, la parroquia de Nuestra Señora del Rosario, reconstruida de 1934 a 1954 prácticamente piedra por piedra, pues la original colapsó por la explotación de la Mina del Tajo, que quedó llena de socavones. En la Loma de Santiago queda en pie una parte de la fachada del templo antiguo, levantado en 1759 y un digno representante del estilo barroco de la época, con su elaborado retablo lleno de detalles grecorromanos y churriguerescos. Cada primer domingo de octubre, los rosarenses tienen la oportunidad de meditar sobre los misterios de Cristo por medio del rezo del rosario, con el que honran a la advocación de la Virgen María venerada en su pueblo. También, el Museo de los Vestidos es una gran oportunidad de admirar finos ropajes donados por las familias rosarenses, que han tenido el honor de vestir a la santa y al Niño Dios; algunos de estos se conservan en excelentes condiciones desde los años 70.
El Panteón Español es uno de los lugares más representativos de El Rosario, pues en él se albergan las historias de cientos de pobladores ilustres, como la de don Ignacio Fletes Irico, quien llegó a poseer más de diez haciendas y numerosas tiendas de ultramarinos en varios poblados de la región, y una figura influyente en la guerra de independencia de 1810, que ordenó la construcción de este cementerio dentro de una curiosa barda octagonal y con elementos de un marcado estilo neoclásico. Don Ignacio era oriundo de San Luis Potosí, pero consideraba al Rosario como su segunda casa, al grado que pidió ser enterrado ahí junto con toda su familia. En el Museo de Historia Regional de El Rosario, construido en lo que antiguamente fuera la Cárcel Municipal, se puede conocer más sobre este y otros personajes rosarenses, además de las raíces y consolidación del pueblo. Su exposición se divide en tres salas: la primera está dedicada a la época prehispánica, por lo que muestra hachas de guerra, esculturas, pipas, telares y vasijas que datan de más de mil años.
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